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ROMERÍA A UJUÉ

 

 

Según la tradición, las romerías a Ujué nacieron en el año 1043 con la peregrinación de los vecinos de Tafalla a esta localidad para agradecer a la Virgen su victoria en la batalla contra el rey de Aragón. 

En la actualidad, conmemorando aquel suceso, se ha convertido en una de las romerías marianas de mayor antigüedad y emotividad de toda Navarra. Se festeja el domingo siguiente al 25 de abril, día de San Marcos, y a ella acuden multitud de vecinos de la merindad. 

Ataviados con túnicas, portando cruces y a veces incluso descalzos y con cadenas, los penitentes marchan desde la Cruz del Saludo hasta el Santuario con el fin de elevar su plegaria a la Virgen. Este pueblo medieval, construido sobre un cerro que se eleva solitario en la Zona Media y coronado por la iglesia-fortaleza de Santa María, ofrece un marco único que acrecienta el dramatismo de la romería.

 

La mayoría de los pueblos de la Zona Media hacen su particular procesión hasta la localidad, siendo la de Tafalla la más numerosa, puesto que es la ciudad de la zona que más población alberga. 

 

La tradición cuenta que la marcha está dividida en dos partes: la ida y la vuelta. Es decir, los peregrinos que quieran acudir a rendir homenaje a la Virgen de Ujué, han de hacer la ida hasta Ujué andando, así como su vuelta hasta su casa, tras la correspondiente misa. 

 

A las doce del mediodía se realiza la misa en honor a la Virgen de Ujué, en la que un párroco oficia el evento, mientras que los fieles seguidores le dedican diversos cánticos. Finalmente, a eso de las cuatro de la tarde, comienza el regreso a pie hasta casa. 

 

El día suele acabar en la Iglesia de Santa María de Tafalla, donde otro párroco recibe a los cientos de pregrinos que han ido y después regresado para honrar a la virgen más importante de la Zona Media. 

 

 

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